la tele es un caos desde que se decretó la resintonización de los canales, que es lo más parecido a una mudanza, de la que no te recuperas hasta pasados varios meses. Tras darle al botón de la actualización del sistema nos encontramos con una odiosa duplicación: las frecuencias que desaparecen y las definitivas se solapan en un listado de cien cadenas de televisión y radio, un barullo que se prolongará hasta el 1 de enero, todo eso sin contar con el coste del antenista. Y lo que es peor, hay que volver a poner en orden las emisoras, todo un problema, porque no todo el mundo tiene cultura digital, ni un cuñado manitas. Lo incomprensible en nuestra era súpertecnológica es que los avanzadísimos televisores no realicen esta función de forma automática. Toca poner en orden el desbarajuste creado con el único auxilio del mando a distancia y la paciencia.

Derivada de la resintonización, se produce una interesante circunstancia que estimula mi curiosidad. ¿Cuál es tu índice audiovisual? Podría decirse: dime cuál es tu orden en la lista de los canales y te diré quién eres. ¿Sigues la secuencia La 1, La 2, Antena 3, Cuatro, Telecinco y La Sexta...? Entones eres más español que un botijo y tu comportamiento es previsible y estándar. ¿Tu orden es ETB1, ETB2, ETB3, ETB4?? Eres un ciudadano de Euskadi, con criterio de país. ¿Mantienes la serie predeterminada, el orden alfabético? Esto indica que eres un vago o un torpe digital. Y por encima del patrón numérico-nominal están las mentes creativas, cuyo índice obedece a preferencias variables para establecer su singular parrilla.

El prejuicio es que el orden de los factores altera el producto. En la oficina de patentes y marcas están registrados como nombres de emisoras la 7, la 8, la 9, la 10, hasta la 13, la tele de la Iglesia, que pide a sus fieles que la sitúen en séptimo lugar. ¡Qué tonta campaña de marketing! ¿De verdad creen los programadores que las personas son tan simples? Es incierto que el orden de los canales altere la audiencia. No somos una variable matemática.