Felizmente, a Teresa la han salvado Francisco Granados y los cincuenta púnicos corruptos. De no mediar este escándalo de rapiña política y empresarial, la auxiliar de enfermería, contagiada del ébola y vencedora del virus, aún sería carne de noticia y pasto de tertulias mediáticas. Esta es su oportunidad para empezar a gestionar con criterio lo que va a ser su vida after ébola. Si fuese su amiga o me contratase como asesor de comunicación para velar por sus intereses personales e imagen pública, le trazaría un plan para recuperar su feliz anonimato y la calma natural de una ciudadana cualquiera, sin dejar de reivindicar ante los culpables su dignidad robada. Objetivo: vacunarla del virus de la tele, mortal de necesidad, y salvarla de la infección de la fama.

Es verdad que la historia de Teresa cambió para siempre el 6 de octubre, cuando ingresó en el hospital y se convirtió en símbolo de la incompetencia gubernamental y víctima vapuleada de la mezquindad de quienes le endosaron las responsabilidades de la crisis sanitaria y hasta le mataron a su perro. A la salida le esperan cámaras, micrófonos y golosas ofertas de exclusivas y reportajes. El apetito de dinero es su peor enemigo, lo mismo que la vanidad de ser reconocida como personaje en la calle o el supermercado, ser la estrella del barrio. Y puede que Rajoy y el rey la inviten a palacio; pero a España no la gobierna Obama, que abrazó a la enfermera Nina Pham, sino una liga de miserables. Cuidado, Teresa.

Hay muchas trampas en su camino. Judicializar la compensación que merece es una de ellas. O dejarse llevar por su imprudente marido. Necesita un fuerte apoyo psicológico y afectivo frente a la avalancha emocional que se le avecina; pero si cae en la tentación de hacer caja, pagará un alto precio. De esto se sale con la grandeza de la humildad y la discreción. O se sale friki. Y la televisión no tiene piedad con los frikis. Si no atrapa a Teresa hasta pulverizarla, lo hará con el pequeño Nicolás, metáfora de España, o la Pechotes, próximamente en sus pantallas.