LA televisión es la niñera de nuestros hijos desde que nacen hasta que descubren internet y los videojuegos. La oferta infantil se divide en dos categorías opuestas: los programas de niños y los programas con niños. Los primeros se limitan a dibujos animados y algunas series, lo suficiente para distraerles sin aportar valores ni referentes. Y los programas con niños son ocurrencias de adultos para cuando se ponen tiernos y necesitan entretenerse con la inocencia. Un peligro. MasterChef Junior es una de esas ideas malévolas con que los mayores buscan tener placer con los menores, una pedofilia sin sexo pero no menos perniciosa. Al plató de TVE han arrojado a una docena de chavales, de 9 a 13 años, a exhibirse ante la gente jugando a cocinitas, a imitar a los padres en sus realities y convertirse en estrellas fugaces de la tele. Es tan zafio este Liliput gastronómico, equivalente a los aberrantes concursos de belleza para niñas, que resulta extraño que aún nadie lo haya denunciado. ¿Tan interiorizado tenemos el derecho de propiedad de los niños y su uso como juguetes de espectáculo?

Bien, ya tenemos los primeros cocineritos famosos, entre ellos Aimar, un crío encantador, de Ortuella, a quien le ha bastado una hora de espontaneidad para ganarse el corazón de la audiencia. La gente por la calle se disputa una foto con él y un beso suyo, porque es un pequeño ídolo. Sabemos que los padres del chaval son consencientes de los riesgos de la popularidad sobre el chico y el daño que esta efímera notoriedad puede causar en su maduración psicológica. Hacen muy bien en asegurar que su paso por la tele no le deje ninguna secuela y todo quede en una divertida aventura y nuevos amigos, como un campamento de verano.

Si la tele es una amenaza para cualquier persona, figúrate para un menor. ¿Qué tiene de malo MasterChef Junior? Que es un divertimento de mayores con la materia más sensible, los niños, a los que, además, hace competir proyectando sobre ellos la feroz ambición adulta. Es antipedagógico y perfectamente suprimible. Tarjeta negra.