El otro parlamento de un país es su radiotelevisión pública. No es tan formal ni estructurado como el que ocupan los políticos; pero tiene la ventaja de ser mucho más grande, estar abierto 24 horas y expresar un mayor pluralismo social e ideológico. Y ser más tolerante. El parlamento EITB refleja mejor la Euskadi verdadera y por eso agrada a la mayoría e incomoda a los censores: no siempre es bonito vernos retratados al desnudo y aún menos en época de penuria, cuando emergen los miedos de hoy y los fracasos del pasado. El parlamento EITB ha sido el espacio de debate, en tiempo real, de la quiebra de Fagor, el escándalo del caso Bárcenas, el final de la epopeya del Euskaltel-Euskadi, el fiasco de la doctrina Parot, las corruptelas de los Borbones y cuanto aflige y agita a la sociedad vasca. Podría decirse que el parlamento EITB solapa el cometido de los partidos y a veces los supera por elevación; pero su diligencia y flexibilidad lo hace más cercano y útil para la ciudadanía que la tribuna legislativa.

Quizás por este sutil solapamiento el debate sin barreras de EITB suscita recelos entre los dirigentes políticos. ¿Tienen interés en que el parlamento EITB sea una mera prolongación audiovisual del radicado en Gasteiz? Uno de ellos es José Antonio Pastor, portavoz del PSE, quien ha manifestado su preocupación por "la deriva de EITB en lo profesional y en lo editorial", lo que cabe interpretarse como una grosera reprobación del trabajo de los periodistas. Además, Pastor duda del "compromiso ético" de la radiotelevisión pública vasca frente a ETA, banda criminal que voló su sede en Bilbao el día de Nochevieja de 2008. Algo arrebatado, Pastor pide la palabra en el parlamento EITB en lugar de hacerlo en el que cobra su elevado sueldo.

A ver si Pastor entiende esto: el pluralismo no consiste solo en que todas las ideas tengan voz y oportunidad de ser oídas, sino que sean respetadas de igual manera, aunque nos incomoden. O precisamente por eso. Los déficit democráticos están en otra parte, no en el parlamento EITB.