juro que esta es la última vez que escribo sobre Surio, a quien se encomendó la alevosa tarea de impugnar la realidad sociopolítica vasca a través del uso sectario de EITB en cumplimiento de uno de los objetivos estratégicos del consorcio antinacionalista constituido por López y Basagoiti en 2009. El periodista donostiarra recibió el encargo de liderar un proyecto político que al igual que los partidos que lo eligieron buscaban inventar una sociedad virtual al dictado. Es evidente, y hay muchas pruebas de ello, que no lo lograron. Afortunadamente esa época ya es pasado y esta misma semana tendremos un nuevo equipo directivo al frente de los medios públicos, con Mikel Agirre como director general. Espero que después de tanto despropósito las cosas mejoren, y que en esa ilusión de cambio de estilo y modelo EITB recupere su proyecto de liderazgo social, cultural, informativo y democrático que muchos anhelamos.

Lo más difícil para Agirre no será arreglar los destrozos heredados, sino la forma y el plazo de su reparación. Sabe Dios la de estragos que hallará en forma de contratos blindados y deudas secretas. Agirre tiene que superar, de entrada, el miedo a las decisiones simbólicas, ese vértigo a asomarse a los temas elementales pero polémicos. ¿Vacilará en la rápida reposición del mapa de Euskalherria en la información meteorológica? ¿Cesará de inmediato a los comisarios de Surio? ¿Renovará las desgastadas caras de los teleberris y los tendenciosos directores de los debates en radio y televisión? No hay nada más urgente en EITB que el aire fresco del pluralismo penetre en la programación tras la colonización de Vocento. Cuando se trata de transitar de lo virtual a lo veraz y verosímil toda actuación es inaplazable.

Los demás asuntos pendientes se derivan de la crisis y la drástica disminución del presupuesto; pero la gran innovación de Agirre debería ser disolver la vieja dualidad ETB-1-ETB-2 (un idioma, una cadena), pensando más en la complementariedad de los contenidos de ambos canales que en la lengua de comunicación. Sí, la esperanza se llama Agirre y comienza en pocos días.