Pocas veces en la prensa vasca se ha visto un despliegue informativo como el dedicado por NOTICIAS DE GIPUZKOA y el resto de los medios de GRUPO NOTICIAS a la descripción detallada de la peculiar manera de gestionar los fondos de cooperación por parte de Ana Urchueguía, ex alcaldesa de Lasarte-Oria y actual delegada del Gobierno Vasco en Chile y Perú.
Pocas veces, o ninguna, se ha respaldado la información publicada con tanta aportación de datos registrales, pruebas documentales, testimonios directos y verificaciones sobre el terreno gracias a la profesionalidad y hasta el coraje del compañero de ONDA VASCA Xabier Lapitz.
El trabajo de investigación llevado a cabo desde hace nueve meses ha culminado con la publicación de varias decenas de páginas en forma de serial, en las que no han faltado descripciones detalladas de las iniciativas de la autonominada controladora única de las ayudas de cooperación destinadas a la localidad nicaragüense de Somoto. Se ha acompañado la información con profusión de aportes gráficos y con declaraciones de testigos somoteños, unos favorecidos y otros perjudicados por las decisiones de Ana Urchueguía sobre el dinero aportado por municipios, empresas e instituciones. Mucho dinero, por cierto.
Uno, que lleva varios decenios bregando en el mundo de la prensa, conoce de sobra hasta qué punto llega el mutismo debido a los celos profesionales y hasta qué punto llegan los silencios cómplices. Porque son cosas muy distintas.
Esta podría ser la descripción del silencio debida a celos profesionales: cuando un medio publica una exclusiva de envergadura, el resto de la competencia, especialmente cuando la competencia es directa, en un principio opta por ignorar la noticia. En la medida en que esa exclusiva se prolonga y sigue aportando novedades, los medios de la competencia acaban por hacer alusión a la información aunque minimizándola intencionadamente a base de los recursos habituales que saben manejar los medios, como convirtiéndola en noticia breve, o situándola en página par, mientras pasa el chaparrón del éxito ajeno. De la mayor o menor honestidad del medio dependería que en esa información minimizada se cite o no la procedencia de la noticia.
Pero hay otro silencio que va más allá de la celotipia profesional, más allá de la desazón que provoca el éxito de la competencia: cuando la exclusiva de un medio apunta directamente a los intereses políticos que otros medios defienden -y que nadie, a estas alturas, pretenda hablarme de medios independientes-, se responde a esa exclusiva con el silencio. Un silencio absoluto, vergonzante, de forma que para el público que lee, ve o escucha, esa noticia no exista. Y cuando ese silencio es colectivo y mantenido por medios afines al poder, merece ser descrito como el silencio de los corderos.
Y para no seguir hablando en abstracto, los corderos mudos que han ocultado a sus lectores, oyentes y televidentes la profusión de datos registrales, testimoniales y documentales sobre la -cuando menos- irregular gestión de los millones de euros destinados a la cooperación en Somoto por parte de la ex alcaldesa de Lasarte-Oria y delegada del Gobierno Vasco en Chile y Perú, Ana Urchueguía, son precisamente los de mayor difusión, concretados en el ente público EITB y en los diarios del Grupo Vocento. Con el mismo silencio aunque mucho menor audiencia, han amordazado el asunto las ediciones sucursales de los periódicos de Madrid y de las grandes emisoras de ámbito estatal.
Puesto que todos los medios arriba citados apoyan y sustentan incondicionalmente, y no lo ocultan, al actual Gobierno vasco, con el que mantienen magníficas y privilegiadas relaciones, es difícil no creer que todos ellos han funcionado a golpe de consigna. Alguien decidió: ese tema, ni tocarlo. Ana Urchueguía se reunió el jueves con periodistas de esos medios. Sería ingenuo no pensar que en esa reunión se sugirieron instrucciones para "contraatacar" la versión del GRUPO NOTICIAS mediante la propagación de la versión oficial que al día siguiente proclamaría en sede parlamentaria el lehendakari López. Una versión, por cierto, injuriosa y trufada con medias verdades, inexactitudes y calumnias.
Una versión, no obstante, que abrió la veda para que los medios hasta entonces mudos publicasen solamente las réplicas, los desmentidos y los menosprecios de rigor contra el mensajero. Y ello, aunque sea un despropósito el que sus lectores, oyentes y televidentes no hubieran tenido la oportunidad de enterarse de qué iba la noticia con tanta vehemencia desacreditada, porque disciplinadamente, interesadamente, se les ocultó. Especialmente llamativo, por absoluto y total, el apagón informativo de EITB sobre lo publicado en relación a la gestión de los fondos de cooperación en Somoto por parte de Urchueguía. Demasiado descaro.