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Semana decisiva

LA semana que comenzamos estará marcada por la reforma de las pensiones que entra en su fase final y decisiva por cuanto está previsto que el próximo viernes el Consejo de Ministros apruebe el correspondiente anteproyecto de ley, exista o no un acuerdo con los representantes de las centrales sindicales españolas mayoritarias, mientras los sindicatos vascos han convocado una huelga general para el próximo jueves, día 27. Estamos, por tanto, ante una importante semana que viene precedida por dos noticias preocupantes.

La primera de ellas tiene un titular impactante: Las cotizaciones de los empleados no bastan para pagar las pensiones. Es decir, se ingresa (cotizaciones sociales de quienes tienen trabajo, 94.4822,7 millones de euros) menos de lo que se gasta (las pensiones contributivas que han sumado 95.714 millones de euros en 2010). Toda una tragedia, que se conoce en plena negociación del Gobierno y sindicatos (CC.OO. y UGT) para consensuar la reforma y en vísperas de su aprobación. Un déficit que no ocurría desde que se inició esta serie estadística en 1977 y que, por sí misma, justificaría la decisión de Zapatero de reformar las pensiones.

Pero la noticia tiene otras aristas no tan convincentes para aceptar resignadamente el aumento de la edad de jubilación y el del periodo de tiempo de cotización computable para calcular la pensión. En efecto, la recaudación de la Seguridad Social no procede sólo de las cotizaciones de las cuotas de empresarios y trabajadores ocupados. También hay que contabilizar ingresos desde otras fuentes: Servicio Público de Empleo, así como los presupuestos generales y otras fuentes para hacer frente, entre otros, al pago de pensiones y otras prestaciones no contributivas.

Bien es cierto que las pensiones no son la única prestación contributiva a la que hacer frente con las cotizaciones, pues también se financia la incapacidad temporal, las prestaciones por maternidad y paternidad y algunas otras. De esta forma, el conjunto de ingresos y gastos de la seguridad social arroja un saldo positivo superior a los 2.300 millones de euros, ya que se recaudan 122.485 millones y se gastan 120.101 millones. De cualquier forma, la situación es preocupante en la medida que descienden los ingresos no financieros (-0,65%) y aumentan los gastos (4,55%) como consecuencia del aumento del desempleo y el incremento de las pensiones contributivas.

Y aquí es donde incide con mayor gravedad la segunda de las noticias conocidas la pasada semana, ya que, según el Eustat, el mercado laboral vasco ha sufrido un fuerte desplome en el último trimestre de 2010 al estimar la destrucción de 17.900 empleos y el aumento de 11.700 parados. Un desplome que ha cogido por sorpresa al Gobierno vasco, "Ningún indicador está manifestando hasta ahora una realidad tan catastrófica", explicaba al respecto el viceconsejero de Empleo del Gobierno vasco, Javier Ruiz.

Esperada o no, la realidad es doblemente catastrófica porque no sólo aumenta el paro en el País Vasco, sino que el plan +Euskadi 2009, elaborado y publicitado por el actual inquilino de Ajuria Enea, prometía la creación de 10.000 empleos en 2010 y el balance deja una preocupante destrucción de empleo con especial incidencia en el sector servicios, pero con una pérdida de 2.000 puestos de trabajo en la industria durante el último trimestre, todo un síntoma que indica cierto agravamiento de la crisis, ya que el balance anual de 2010 ha sido positivo en este importante sector productivo. Es decir, la recuperación apuntada en los primeros meses de 2010 se está diluyendo.

Curiosamente, el Gobierno vasco y más concretamente el Departamento de Economía, al que está adscrito el autor del informe sobre el empleo (Eustat) y la propia Presidencia del Ejecutivo vasco, esperan a conocer los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el INE, para aclarar la situación. Dicho en otras palabras, el actual Gobierno vasco no se fía de sus propias estadísticas. Así se comprende que el lehendakari López se mostrara optimista en Dubai respecto al futuro de la economía vasca el mismo día que se conocían estos malos datos.

Analizando ambas circunstancias (escepticismo ante sus propios datos y desconocimiento de la realidad laboral por parte de López) cabe preguntarse si no se podría ahorrar dinero público suprimiendo por un lado a quienes no saben hacer una estadística y por otro a los asesores del lehendakari que no se enteran de lo que ocurre donde gobiernan. Bien es verdad que, quizás, estuvieron muy ocupados en Dubai preparando la entrevista de López en la cadena de televisión árabe Al Jazeera.