Tarjetas de Navidad
EL ejercicio 2010 se encuentra en pleno tarjeteo navideño, aunque su contenido no siempre coincide con lo típico y tópico en estas fechas que suelen ser deseos de felicidad, paz y prosperidad. En esta ocasión, muchas tarjetas vienen envenenadas por una crisis que estalló hace más de tres años como consecuencia de la hipotecas subprime o basura, diseñadas por las entidades financieras. Una crisis que ha sacado lo bueno (escaso) y lo malo (abundante) que tiene la economía mundial y quienes la dirigen. Bien es cierto que estas tarjetas envenenadas no limitan su circulación al periodo navideño. Lo han hecho a lo largo de todo el año y, por desgracia, lo seguirán haciendo en 2011.
Pero, llegado este tiempo, el tarjeteo se multiplica. Así, las tarjetas que el Gobierno español envía a los trabajadores inciden en los recortes sociales (salarios de funcionarios, pensiones y aumento del tiempo de cotización) al objeto de reducir el déficit público que ellos mismos han creado. Por su parte, los sindicatos remiten las suyas a La Moncloa en las que amenazan con una nueva huelga general para enero. Zapatero también recibe tarjetas desde los mercados financieros anunciando un mayor coste (prima de riesgo o intereses) para las emisiones de deuda pública, mientras que otras, firmadas por Merkel o Sarkozy, solo aceptan una ligera modificación del artículo 136 del Tratado de la UE, pero se niegan a que el BCE pueda crear los "eurobonos" que reduciría los intereses de la deuda soberana española.
No faltan tarjetas que llegan con la promesa de nuevas subidas en las tarifas eléctricas u otras en las que las entidades financieras nos dicen que suben las comisiones por meter nuestro dinero en su banco o por sacarlo. Incluso por inactividad en nuestras cuentas en tres años o más. También están las tarjetas en las que ejecutan la hipoteca inmobiliaria y el correspondiente desalojo, sin olvidar aquellas otras en las que rescinden el contrato de trabajo. Todo ello de forma automática e inmediata. Si no pagas te cortan la luz o te quitan la vivienda.
Por contraste, las sedes de los bancos reciben las tarjetas del comité de Basilea, cerebro y supervisor de la reforma bancaria, en las que se les concede cómodos plazos hasta 2019 para la citada reforma en la que necesitarán 600.000 millones de euros para cumplir con las exigencias de capital de mayor calidad (que pasa del 2% al 7% del total de activos ponderados por riesgo).
Por su parte, el Banco de España remite sus tarjetas hablando del fuerte endeudamiento de las entidades financieras y los vencimientos previstos para 2011. Por ejemplo, el Banco Santander deberá pagar o refinanciar más de 27.000 millones de euros y el BBVA tiene una cuenta pendiente superior a 18.000 millones. Por si la situación no fuera ya lo suficientemente preocupante, el banco que dirige Fernández Ordóñez señala que las Comunidades Autónomas han incrementado su deuda pública en un 27 por ciento en el tercer trimestre.
En este capítulo, lo vascos somos líderes indiscutibles con un aumento del un 143,76%, al pasar de 1.684 millones en el tercer trimestre de 2009 a los 4.105 millones en el mismo periodo de 2010. Lamentablemente, no sabemos qué opina el principal destinatario de esta tarjeta, como es el inquilino de Ajuria Enea y tampoco conocemos su respuesta a la tarjeta de la agencia Moody"s en la que dice quitar la calificación de matrícula de honor que tenía la deuda pública vasca, motivado por el "rápido deterioro" de su presupuesto y al "rápido" aumento de su "tradicionalmente" bajo endeudamiento. Además, ha dejado su perspectiva en negativa, lo que abre la puerta a futuros descensos.
Dicho en otras palabras, el País Vasco pierde credibilidad y solvencia para hacer frente a su deuda pública que ha aumentado en un año en más de 1.000 euros por persona. Esperamos que, en esta ocasión, la tarjeta del lehendakari a la sociedad vasca, si es que llega algún día, no siga teniendo esos tintes victimistas en los que culpa a la oposición de todos sus males. Hasta donde sabemos, ni el Banco de España, ni la agencia Moody"s están gestionados o controlados por el PNV.
Dicho lo cual, solo nos resta desear a nuestros lectores que pasen unas buenas fiestas.