Panfleto Coixet
lO que define la verdadera bellaquería del panfleto no es el rancio discurso de una propaganda ideológica, sino que sus autores crean haber construido una dialéctica convincente. Ofende la presunción, como en el más burdo fraude, de que te roban más por idiota que por descuidado. Y esa es la impresión que me dejó el programa emitido el pasado jueves, en TVE, titulado La mujer, cosa de hombres, perteneciente a la serie conmemorativa de los 50 años de la cadena estatal. La cineasta Isabel Coixet nos presentó un montaje que contraponía cortes de anuncios publicitarios antiguos con noticias actuales sobre asesinatos de mujeres, de tal manera que se identificaba como causa remota del drama de la violencia machista el rol de sufridas amas de casa que hace medio siglo se adjudicaba a las señoras. ¡Qué falacia! Cuando el feminismo se pone trascendente ocurre que te lanza un panfleto talibán y petulante.
Quizás muchos no sepan que Isabel Coixet hacía anuncios, y de los buenos, antes que dirigir películas. Los creativos publicitarios nos dividimos en dos ramas: los que dominan el lenguaje y los expertos en contar microhistorias. Isabel pertenecía al segundo grupo, de modo que la publicidad fue para ella un medio transitorio para saltar al cine. Parece que con este bodrio se toma alguna revancha endosando a su antigua profesión un reproche vergonzante.
Estamos volviendo al maniqueísmo a causa de la irrupción de canales muy ideologizados (Cuatro, Sexta, Intereconomía). Pues que me expliquen cómo la emisora de Mediapro se atreve con espacios de tan escasa sensibilidad social como ¿Quién vive aquí?, en el que los más pudientes muestran con insultante vanidad sus fastuosas casas; y Mujeres Ricas, donde mujeres prósperas en dinero y pobres de espíritu exhiben sus propiedades, joyas, coches y vestidos. Lamentable.
Menos mal que vuelve Supernanny, qué magnifico programa, con la lideresa de todas las madres atribuladas por niños malcriados, mujeres demasiado reales para una película panfletaria de Coixet.