HOY acaba Acusados, seguramente para siempre. Es probable que muchos espectadores crean que ya había terminado porque Telecinco la ha dejado morir. Estrenada el miércoles 13 de enero, sin excesivo calentamiento por parte de la cadena, dos capítulos después fue trasladada a los jueves, además con una semana de paréntesis. A partir de ahí no sólo no mejoró sus resultados, sino que se desplomó. Y no porque sea una mala ficción -porque está claramente muy por encima de la media-, sino porque la cadena de Fuencarral retrasó su hora de inicio, que oficialmente quedó en las once de la noche aunque muchas semanas ha sido bastante después. ¿Cuántos fans de la juez Ballester tienen insomnio? ¿Cuántos pueden esperar hasta la una de la madrugada para irse a dormir? ¿Es que el caso Espinosa ha sido menos interesante que el caso Metrópolis de la anterior entrega? Pues no, ha sido igual o mejor. La serie se ha ido consolidando, los guiones han fluido con más soltura, pero nada de eso ha impedido que Telecinco maltratara uno de sus mejores productos, en el que han intervenido como personajes fijos dos actores vascos, Joseba Apaolaza y Aitor Mazo; además de Ramón Barea en el último tramo de esta temporada. Como ejemplo del extraño comportamiento de la cadena hay que recordar que no interrumpió la serie en Jueves Santo, pero no le importó suprimirla la semana pasada para emitir la gala de aniversario, cuando sólo faltaba un capítulo para la conclusión. Jugarretas como éstas son letales para una producción con altísimo componente de continuidad. Gracias a todas estas zancadillas -y al impresionante tirón de Águila Roja en TVE, claro- la serie de Blanca Portillo y José Coronado se marcha con más pena que gloria. Y encima habrá que dar las gracias a los responsables de programación, que la han dejado morir de muerte natural y han emitido los 13 capítulos... Las peripecias que ha sufrido Acusados son un ejemplo de lo que no hay que hacer pero hoy, por fin, sabremos quién es Job.
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