Conforme avanza el actual ejercicio aumenta la nebulosa que impide ver el futuro económico de un país erosionado por la crisis mundial, pero también por la gestión de quienes, en el ejercicio de la responsabilidad asumida hace un año para instalarse en Ajuria Enea. Ahora, argumentan, como única aportación para justificar que "no queda ni un euro en la caja", que fue el anterior Ejecutivo quien les ha dejado un "pastelón". Cuestionan unos presupuestos que los actuales inquilinos de Ajuria Enea colaboraron con sus votos para que se aprobaran.
No hay "hoja de ruta" en el horizonte, ni se la espera. Todo se reduce a un folio en blanco donde anotar las sugerencias que la oposición proponga en la mesa del "debate sereno y profundo sobre política fiscal" que ha solicitado López en sede parlamentaria. Entre tanto, nada se sabe sobre sus propios objetivos económicos, financieros y fiscales. Por ejemplo, si quiere subir o bajar los impuestos. Por su parte, el consejero de Economía pierde los nervios en el Parlamento vasco cuando es interpelado sobre la ortodoxia del método utilizado para hacer frente al gasto corriente o las diferencias entre endeudamiento público y crédito.
Dicho en otras palabras, la gobernanza de López (al margen del posado en Vanity Fair) se reduce a cumplir al pie de la letra un refrán que dice: "En las cuestas arriba quiero un burro, que en las cuestas abajo bien me las subo". Por eso siguen ejerciendo como oposición y culpan de todo a los nacionalistas, incluso cuando se retrasa sine die la transferencia de las políticas activas de empleo, acordada (testigo fotográfico incluido) el pasado 21 de mayo. Las ideas brillan por su ausencia en Lakua, aunque esto no debiera sorprendernos porque desde el principio se puso en duda la capacidad del nuevo Gobierno para gestionar la economía.
No fue, como se quiso justificar en su momento, una pataleta de quienes no sabían perder (?) porque las dudas anidaban incluso entre quienes hoy forman parte del comité de asesores del lehendakari.
Ahora, casi un año después de su llegada al Gobierno, los socialistas se limitan a tapar agujeros y esperar (al igual que Zapatero) a que pase el tiempo invernal y llegue la primavera económica que haga florecer el empleo, olvidando que "donde no hay mata no hay patata". Ese es el verdadero problema. No hay mata en Ajuria Enea (programa económico) porque nadie ha puesto los tubérculos (ideas) como simiente y, lo que es peor, el almacén (Tesorería) se ha quedado vacío.