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Las sombras del euribor

el Euribor se encuentra en mínimos históricos, una noticia gratificante en la medida que muchos titulares de créditos hipotecarios verán reducida su carga. Es el lado bueno, las luces. Dicho en otras palabras, la causalidad o relación entre causa y efecto, de una política monetaria, cuya finalidad (objetivo o fin con que se hace) está dirigida a controlar la temperatura de la economía. En las circunstancias actuales, la salida de la recesión, se mire por donde se mire, presenta sombras preocupantes. Por ello, y aunque resulte algo complejo, conviene discernir entre las luces de la causalidad y las sombres de la finalidad.

Las luces iluminan el porvenir inmediato de miles de familias que estarán algo más desahogadas al disponer de mayor liquidez para el consumo interno que es uno de los factores imprescindibles para reactivar la economía. Bien está, por tanto, este efecto o causalidad. Ahora bien, la finalidad de estas decisiones proyecta sombras sobre la propia eficacia para salir de la crisis, basada en una política monetaria que abarata el coste del dinero y facilita su circulación para dinamizar el consumo, generar riqueza y crear empleo. Si, a estas alturas de la crisis, el Euribor sigue bajando significa, entre otras cosas, que los problemas no se han solucionado.

El Euribor es, en origen, el tipo de interés al que se prestan dinero los bancos europeos entre sí y el porcentaje se decide en una subasta diaria entre esas entidades financieras. Antesde la crisis era normal un diferencial entre medio y tres cuartos de puntos por encima del precio oficial del dinero (tipo de interés) que lo marca el BCE, cuya tendencia viene marcada por la temperatura económica. Si hay calentamiento (altas tasas de crecimiento y de inflación) suben los tipos como medida urgente para el enfriamiento. Frente a una "hipotermia económica" (recesión económica y riesgo de deflación) bajan los tipos para reactivar la circulación monetaria, el consumo y el empleo. Los resultados, se tienen que dejar notar en el corto plazo.

Sin embargo, la política de bajos tipos de interés se prolonga desde finales de 2008, un tiempo demasiado largo como para pensar que las cosas van medianamente bien. Esta misma semana, coincidiendo con el mínimo histórico del Euribor, el presidente de la Reserva Federal de los EE.UU., Ben Bernanke, ha señalado que espera mantener bajos los tipos durante mucho tiempo. Es decir, la política monetaria habilitada desde hace 18 meses para calentar la economía tenía que haber dado sus frutos. Pero los tipos de interés siguen bajos, la economía de los grandes tractores sigue enferma y tampoco se vislumbra una recuperación inmediata. La bajada de Euribor puede ser pan para hoy y hambre para mañana.