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Hay que tomarlo a risa

Los británicos, y más concretamente los ingleses, no tienen suficiente historial europeísta como para dar lecciones a otros países miembros de la UE. Pero las críticas del Financial Times no son como para que Zapatero se rasgue las vestiduras y, mucho menos, que, argumentando un agravio a la españolidad, pretenda desviar la atención sobre el fondo de lo señalado por el prestigioso diario económico que cuestiona la capacidad española para liderar la recuperación económica de Europa.

Tratando de dejar a un lado la anécdota del hacker Mister Bean, no le falta razón al FT cuando, bajo el título Una España torpe guiará Europa, ve "incomprensible" que la primera de las prioridades españolas sea el nuevo Tratado de Lisboa en lugar de gestionar los problemas reales de los ciudadanos europeos, como la crisis económica. En cierto modo, no les falta razón. Priorizan lo urgente sobre lo importante. Es decir, anteponen la recuperación del terreno perdido por la recesión a la propia construcción política y social europea.

La gran mayoría de la ciudadanía europea coincidirá con el FT porque lo fundamental no está en salir de la recesión, como ya lo han hecho algunos países, sino en la creación de empleo. En este sentido, poco pueden aportar las ideas de Zapatero, cuyo Gobierno dirige el país con mayor tasa de desempleo (19,4%) y sigue subiendo. El FT no cuestiona, por tanto, el mayor o menor europeísmo del presidente de turno de la UE, ni sus matices institucionales. Lo que pone en duda es su capacidad para liderar un proceso complejo y difícil cuando tiene tantas asignaturas pendientes en materia económica, industrial, tecnológica, medioambiental y laboral.

En efecto, son estos temas los que debieran preocuparnos. Ahí están, sin ir más lejos, los problemas derivados de una profunda reconversión de las Cajas de Ahorro, que se mueve más por impulsos políticos que financieros y que tienen que hacer frente en 2010 al vencimiento de una deuda conjunta que suma más de 31.000 millones de euros, o la escasa industrialización del país o la reducción presupuestaria en inversiones de I+D+i o a la permanentemente aplazada reforma laboral. Son, es verdad, problemas domésticos pero sus consecuencias impiden que la economía española se suba al tres de la recuperación como ya lo han hecho Alemania y Francia.

En su lugar, Zapatero propone a Europa un plan de diez años para estimular su crecimiento y recuperar su competitividad. ¿Qué se puede pensar o hacer? El semanario británico The Economist nos da una idea cuando dice "los editoriales de toda la UE se toman a risa la idea de que Zapatero vaya a asesorar sobre la recuperación económica".