La cesta de Navidad
A estas alturas del año, los comentarios habituales, en ocasiones precedentes, florecían en medio de buenos deseos para todos y giraban en torno a balances empresariales que hablaban de crecimiento y generación de riqueza y empleo. No faltaba a la cita de la ilusión la tradicional cesta de Navidad, que hoy se ha transformado, en boca de los gobernantes, en excusas para ningunear los datos de las encuestas que son desfavorables, mientras que la mejor cesta empresarial es poder mantenerse en el mercado y no perder el empleo. Otros, como los pensionistas, sueñan con no sufrir un mayor deterioro en su ya escaso poder adquisitivo.
Pese a todo, la situación podría ser sostenible si las medidas que se han tomado en 2009 proyectaran un clima optimista o, cuando menos, esperanzador. Pero no es así, al menos en el escenario español. Esta semana, una agencia de calificación crediticia señalaba que la economía española estaba al frente del "índice de la miseria". Pese a la credibilidad que nos pueden merecer este tipo de agencias que no supieron ver el drama de Lehman Brothers días antes de su quiebra, es un duro golpe porque pone negro sobre blanco lo que muchos analistas han venido diciendo desde hace meses: Zapatero no toma medidas eficaces, sino que actúa con un nivel de improvisación alarmante.
Algo similar cabe decir en el escenario económico vasco. La sensación de orfandad que tiene la sociedad vasca ante la falta de ideas del Ejecutivo autónomo se ve agravada ante la carencia de argumentos para justificar el incremento de la deuda pública. El lehendakari López sigue sin decir a que partidas presupuestarias destina los 1.420 millones de euros, que es el montante de la emisión de deuda acometida por el actual Gobierno vasco. Parece olvidar la obligación de todo gobernante, cual es explicar en qué gasta los dineros públicos y por qué endeuda a la sociedad. Porque el pago de esa deuda sale de los impuestos que pagamos.
Así pues, estamos ante un Gobierno con pocas ideas para mejorar la competitividad de la economía vasca y, si las toma, ni tan siquiera las argumenta o justifica. Sin embargo, se ha apresurado a dejar como papel mojado las medidas de choque que, para hacer frente a la crisis, tomó el Gobierno precedente. El mismo Ejecutivo que ha propiciado, en palabras del propio López, una "situación excepcional", respecto a la valoración que merece a esas agencias la credibilidad de las finanzas públicas vascas. No se entiende que no se acepten las medidas que tomaron esos buenos gestores, si los resultados de la gestión son buenos y los tiene a su alcance.
La cesta de Navidad viene vacía este año. Pese a todo…, felices fiestas.