Pensamos que los tatuajes son algo moderno, moda de los jóvenes, que ya no saben qué hacer para llamar la atención y que se fijen en ellos y en ellas. La verdad es que son un espectáculo, si a eso añadimos los pendientes, los pelos de colores mil, sobre todo en mujeres que empiezan a mostrar canas o calvicie (y en hombres), parece una tribu india sofisticada. Creemos que es moderno. Pero es más antiguo que el estornudo. Mi suegro, Martín Oyaregi, un baztanés euskaldun, fuerte y elegante como un caballo, ya llevaba. Es el primero que me llamó la atención y me explicó que se lo hizo en la mili, después del reclutamiento que hizo Francisco Franco para cosechar en la Ribera el trigo de nuestros campos. Y de eso hace ya unos años.
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