Todo un grupo afanado en transmitir buena onda, alegría, proyectando esa normalidad con la que el aficionado tanto se identifica, como valor en sí misma y clave del éxito... hasta que llega el cuñado (de Joselu Mato), ejerciendo como tal, a pesar de tratarse de uno de los capitanes de La Roja, para poner el foco en su falta de educación/cortesía.

Le habrá sabido a poco ponerse de perfil con la polémica de la Selección femenina, aquella foto con el colaborador ultra del ídem Alvise Pérez o afirmar ufano en una entrevista que a la concentración (de 40 días) no había llevado ningún libro...

Un consejo, en palabras de Groucho Marx: “Mejor permanecer callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”.