En el Bilbao Museoa se está proyectando un valioso filme de Beatriz Caravaggio con este titulo, que recoge imágenes inéditas de la historia de las pruebas, explicaciones y especialmente las de las explosiones de la bomba atómica sobre las ciudades de Hirosima y Nagasaki donde murieron 200.000 civiles. Además, el discurso del presidente Truman que con esa tranquilidad y aire de superioridad anuncia la hecatombe que va a provocar. Parece que los genocidas cuando publican sus hazañas lo hacen desde la sensación del deber cumplido, resaltando la felicidad que les provoca la ejecución de un acto de patriotismo, como lo hace Netanyahu resaltando el odio que acumulan sus acciones. Son noticias inéditas que acaban de ser liberadas de ser calificadas como secretos oficiales, lo cual debería ser ejemplo para el “estado de derecho español”. Las imágenes son impactantes y deberían proyectarse en ikastolas y escuelas para sensibilizar a niñas y niños. El montaje y efectos especiales de la película es espectacular y permite descubrir los horrores de lo que sucedió en Japón y que puede repetirse en cualquier lugar si continúan las locuras armamentistas en las guerras que están activas en estos momentos, pues puede considerarse razonable que cualquier país en guerra que posea armamento nuclear justifique su uso en caso de riesgo de perder la guerra, pues para ello siempre sobran razones. Y un recuerdo sin mucha convicción para que la proyecten en cuarteles, barcos de guerra, academias militares y fabricantes de armamento para que valoren los efectos perversos de su “heroísmo”, aunque las víctimas sean civiles como sucede en Gaza y Ucrania. Pero, a juzgar por las imágenes procedentes de los frentes de guerra activos, no parece que los responsables beligerantes tengan sensibilidad como para que sus “muestras de heroísmo” brillen con destellos de humanismo y respeto por las vidas de ciudadanos inocentes, víctimas de sus delirios militares cuyo objetivo y su gloria es destruir al enemigo.