Por lo general y con el paso de los años, es en el recuerdo cuando más uno siente que debería haber dicho o mostrado más afecto u otra actitud hacia los seres queridos, pero es cierto que no podemos vivir pensando en la futura pérdida. Por eso ahora que tengo a mis padres vivitos y coleando valga la expresión, quería agradecer a esas figuras, no solo las mías, sino todos aquellos padres, madres o las mil y un formas de familia que cada uno quiera, ya que lo importante no son sus componentes ni el nombre con el que les encorsetemos, lo relevante es el amor, el cariño y la ternura con que estas personas tratan a su descendencia. Ninguno de nosotros somos perfectos, aunque se supone que debemos tratar de mejorar día a día, la clave es que dentro de sus posibilidades nuestros padres están ahí, apoyándonos, aconsejándonos y respetándonos, son esa especie de batuta que siempre nos hace caminar por el sendero recto. Por esto y por esos abrazos, caricias y gestos afectuosos va por vosotros estas palabras, os quiere vuestro hijo Jorge.