Efectivamente, los aitites y amamas estamos de enhorabuena. Y es que, de un día para otro, hemos pasado de pertenecer a un colectivo de riesgo, a ser considerados, nuevamente, miembros de un colectivo imprescindible para la conciliación familiar y laboral. Dicho con otras palabras, se nos considera como algo de usar cuando nos necesitan, y de confinar cuando no. De pretender que fuéramos los últimos en salir del confinamiento, hemos pasado a ser un recurso necesario para llegar a la pretendida normalización. Así lo haremos pero, por favor, no nos manipulen. Sabemos lo que somos y lo que valemos, con pandemia y si ella.