Qué sensación tan apasionante es ver ferrocarriles de vapor y clásicos propulsados por electricidad, de repente, en un pueblo alemán, circulando como algo natural y frecuente. Es algo indescriptible. Es como retroceder medio siglo o incluso más tiempo. Yo de pequeño ya conocí la Isabelita, máquina de vapor que hacia el trayecto Bilbao-Bermeo. Qué maravillosos recuerdos. Ahora que la Estación de Atxuri va a dejar de funcionar como tal, los bilbainos y vizcainos debemos exigir que parte de este emblemático edificio se convierta en el Museo del Ferrocarril de Bilbao y Bizkaia. Y digo parte, porque su extensión le permite otros usos culturales, educacionales y recreativos. La historia de Bizkaia se ha visto siempre unida a la minería y a la siderurgia. Fueron aquellos trenes que durante siglos transportaban los pasajeros, la materia prima y los productos siderúrgicos a través de tantísimos kilómetros, los que ahora nos gustaría que estuviesen permanentemente en un museo. Solicitemos la utilización de uno o dos de los andenes, además de un espacio que serviría como escuela de restauración, museo y exposición permanente de miniaturas. Qué gran satisfacción para niños y adultos, el poder en un futuro darse un paseo en cualquiera de los trenes que conforman el patrimonio de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Bilbao. Para Atxuri, que ve cómo pierde ese flujo de viajeros con el cierre de la estación, supondría un gran alivio para hosteleros y comerciantes. Por no hablar del Casco Viejo. Vamos a intentar entre todos, dar ese empujón que necesita esta gran iniciativa.