El pasado 13 de marzo fue un día triste para mí. Y creo que también lo fue para muchas de las personas que viven en Euskadi. No me lo podía creer; dimitía el consejero de Salud, Jon Darpón. Conozco al sailburu. Lo conozco como sailburu, como militante del Partido Nacionalista Vasco y como amigo; y la verdad es que es una gran injusticia lo que han hecho con él. En la vida no todo vale; en política, tampoco. Se ha orquestado, por parte del recién creado tridente vasco (PP, EH Bildu y Elkarrekin Podemos) una estrategia de acoso y derribo y parece que aún no están conformes. Es evidente que no se puede responsabilizar a Jon Darpón de lo sucedido y, de hecho, no le he oído a nadie decirlo. Dirigiendo la mayor empresa de Euskadi, es imposible controlar todo y a todos los que trabajan en ella. Él es un hombre de valores, con una capacidad de trabajo increíble, y su gestión y la de todo su equipo al frente del Departamento de Salud desde 2012 así nos lo demuestra. Entre otras muchas cosas, han puesto en marcha varios hospitales y centros de salud, han mejorado listas de espera, y desde fuera de Euskadi nuestro sistema de salud público es un referente. Jon Darpón, hasta hace muy poco consejero de Salud del Gobierno vasco es la clase de persona y de profesional que a cualquiera le gustaría tener en su equipo. Yo no dudaría en incluirlo en mi equipo para las próximas elecciones municipales, porque estoy seguro de que no vendría a sumar, sino a multiplicar. Mila esker, sailburu, zure lanagaitik eta holangoa izatearren.