A Simplicius lo que le está pasando al PSOE le recuerda una vieja historia que se contaba en su ya más que remota infancia. Era la historia de una tribu cuyo jefe estaba atascado, no funcionaba, no obraba. El hechicero va a visitar al misionero que disponía de un pequeño dispensario desde el que atendía en lo posible a la salud de la tribu y le dice “Gran Jefe no caca”. El misionero le da una purga para el jefe, pero el hechicero vuelve a los días diciendo otra vez “Gran Jefe no caca”. El misionero le da una dosis doble, pero el hechicero vuelve otra vez con su “Gran Jefe no caca”. El misionero le da ya una dosis de caballo y al día siguiente el hechicero vuelve muy triste diciendo “Gran caca, no Jefe”. Confiemos que tan trágico desatasco no contagie en el caso que nos ocupa a toda la tribu.