LO confieso para empezar: mi conocimiento sobre la organización de los servicios sanitarios tiende a cero. Así que empiezo por admitir que no sé si la agrupación del servicio de cirugía cardíaca de Basurto en el Hospital de Cruces es la caraba o el desastre total. Lo que me sorprende es que los argumentos con los que una jueza ha decidido que debe suspenderse cautelarmente se parezcan tan peligrosamente a los razonamientos que podría hacer yo mismo, lego en la materia.

Está lo de que los pacientes de urgencias en Basurto perderían un tiempo que les puede costar la vida si les derivan a Cruces. Y digo yo: ¿y los de Galdakao o Urduliz? ¿Habría que atomizar –según esa lógica– un servicio cuyas áreas de investigación son tan fundamentales, según el propio auto, y cuyas capacidades se verían mermadas?

Otra de las que me chirrían es la teoría de la pérdida de capacidades y destreza del equipo médico. No creo yo que a los cirujanos cardiacos de Basurto les vayan a poner luego a planchar batas. De hecho, aplicando la lógica del punto anterior, quizá habría que distribuirlos por los demás hospitales de Bizkaia para que su destreza esté más cerca de sus pacientes urgencias, con igual derecho a la calidad de la sanidad pública.

Insisto en que no tengo pajolera idea del fondo, pero tiemblo ante la profundidad argumental de quien se erige en fiscalizadora del sistema reclamando que la administración encomendada a ordenar el servicio le justifique su decisión.

Acabo. Veo muy razonable que a la jueza le preocupe que el impacto económico de centralizar el servicio no se pueda revertir tras los años de pleito que augura. ¿Debería preocuparnos menos el impacto económico o de calidad que podría suponer no centralizarlo durante el mismo tiempo? ¿Lo ha medido? Lo dicho, razonamiento nivel usuario. El mío, digo. No vaya a ser que... l