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Tomaba mi caldito en una cafetería descansando del paseo matutino por las calles gasteiztarras cuando se me sienta al lado el mismísimo D. Ochandiano, líder parlamentario de Bildu. Le miro sorprendido por creer que prácticamente ni me conoce y no saber qué descaro le hace invadir la mesita alta que yo ocupaba con mis pensamientos. Me saluda amable y empieza a contar su cansancio de discursos forzados y que le apetece fluir con alocuciones más naturales.

En shock le pregunto por qué me cuenta a mí esas cosas. Me aclara que le han dicho que fui parlamentario y que puedo ser la persona correcta para transmitir sus ideas a otras instancias, que hablar directamente con quienes están en activo no le parece lo más oportuno.

Me explica que está convencido de que en Bildu han jugado algo sucio renunciando a sus principios para imitar al PNV e intentar quitarle su electorado, que no les va mal pero que ha sido táctica de mimetismo cuando él y muchos quieren una estrategia propia, sincera, ganándose los votos de la gente que les siga en sus nuevos modos, los cuales deberían ir más allá de estar solo para evitar que gobierne la derecha apoyando una izquierda que está llena de corruptos y acosadores.

Le comento que me alegro al tiempo de preguntarle si me puede avanzar algo de sus nuevas ideas. Entonces me dice que, para empezar, van a dejar de rechazar las violencias de GKS y Ernai para pasar a condenarlas y que van a hacer una proclama para desmarcarse de toda la violencia sinsentido que desplegó ETA. Con la boca abierta por la sorpresa, se me desencaja la mandíbula cuando me dice que recomendarán marcar la casilla de la iglesia en la declaración de la renta. Entonces suena el despertador, me levanto sudando, veo en la tablet que es 28 de Diciembre y exclamo: ¡Es hoy hasta en sueños!