EH Bildu, al poner en duda el carácter democrático de la Ertzaintza, recupera el discurso con el que la antaño denominada ‘izquierda abertzale’ pretendió justificar los asesinatos de sus miembros a manos de ETA y el acoso al que la sometió. Pero el alcance de la declaración mediante la que EH Bildu valoró los incidentes ocurridos en Azpeitia y Gasteiz es más extenso, dado que desde el comienzo del verano se han producido diversos incidentes –de mayor o menor gravedad– en varias localidades de la comunidad autónoma y que han involucrado a las policías municipales, a la Ertzaintza o a ambas.
El cuestionamiento del carácter democrático de nuestra policía es una vuelta al pasado en toda regla. Y anticipa un deterioro de la convivencia en los próximos meses, puesto que, a ojos y oídos de quienes atacan a la Ertzaintza, tal cuestionamiento proporciona un aval para el vandalismo y las agresiones. Hay que decirlo bien claro: nada justifica los ataques; nada justifica la deslegitimación. La Ertzaintza es la policía de una sociedad democrática, regida por instituciones democráticas y sometida a las leyes de un sistema político democrático. La Ertzaintza es una policía democrática.
EH Bildu alberga en su seno a militantes de Eusko Alkartasuna. Durante años este partido formó parte del Gobierno Vasco. Durante esos años, ETA asesinaba o intentaba asesinar a ertzainas; muchos ertzainas sufrieron atentados en emboscadas callejeras. El motivo que se invocaba entonces para tratar de justificar lo injustificable era similar al que se esgrime para no condenar a quienes ahora acosan y agreden a ertzainas y policías municipales. La militancia de Eusko Alkartasuna –consejeros y consejeras del Gobierno Vasco incluidas– nunca puso en cuestión el carácter democrático de la Ertzaintza y, como no podía ser de otra forma, rechazaba de plano los ataques y los atentados. Entonces –me pregunto–, a juicio de quienes militaban entonces en EA y ahora también lo hacen en EH Bildu, ¿cuándo ha perdido la Ertzaintza el carácter democrático? ¿O ya adolecía de tal cuando eran socios de gobierno?
Es preciso contextualizar la declaración de EH Bildu sobre la Ertzaintza en el tránsito de la izquierda independentista heredera de Batasuna de ser una fuerza anti-sistema que justificaba el terrorismo a un partido de izquierdas integrado en el sistema democrático. Tras años justificando lo injustificable, sigue habiendo personas en esa izquierda independentista –jóvenes, principalmente– que no aceptan la transición, en parte –pero no solo– porque no reniegan de un pasado infame. Esas personas siguen considerando legítimo atacar a ertzainas y actúan en consecuencia. Ese es el talón de Aquiles de esa izquierda independentista y, por extensión, de EH Bildu. La renuencia a renegar del pasado trata de evitar perder a quienes no desean tal cosa, pero eso le obliga a sostener una narrativa incompatible con la integración genuina en el sistema democrático. En otras palabras, tal integración es una impostura y es así como lo considera gran parte de la ciudadanía.
Pintadas en Hernani
Las pintadas aparecidas en el frontón de Hernani no pueden sacarse de este contexto. Se ataca a la Ertzaintza y se amenaza a sus miembros, también a su máximo responsable, el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, compañero de Consejo y amigo. La catadura moral de quienes han hecho las pintadas no merece comentario, salvo para mostrar el más completo desprecio. Pero esto no va solo de espontáneos grafiteros que añoran un pasado en el que la violencia era una opción válida. Va de convivencia política o de su ausencia. Quienes cuestionan el carácter democrático de la Ertzaintza avalan, lo quieran o no, las agresiones y las amenazas. Socavan así la convivencia política. Porque ¿cómo se puede pretender mantener relaciones normales, políticamente constructivas, con quienes no asumen lo básico del sistema institucional en el que actúan?
Como ciudadano vasco, cualquier ataque o amenaza, física o verbal, a la Ertzaintza o las policías locales, es un ataque o amenaza a toda la ciudadanía, en la que me incluyo, porque sus miembros trabajan para velar por nuestra seguridad. Y como miembro del Gobierno Vasco, cualquier ataque a un compañero o compañera, es un ataque al resto de miembros del Consejo y, en lógica coherencia con el carácter representativo de nuestro sistema político, al Pueblo Vasco en su conjunto.
Consejero de Ciencia, Universidades e Innovación