Han pasado seis meses desde que las monjas clarisas del convento de Orduña huyeran a Belorado tras renegar del Vaticano e iniciar, con ello, una de las historias más delirantes dentro y fuera de la Iglesia católica de los últimos tiempos. Seis meses que dejan un saldo de diez monjas excomulgadas que se enfrentan a una orden de deshaucio por la ocupación del convento donde residen en la actualidad. Y, lejos de verse aplacadas por las deudas, la falta de ingresos y la reducción de apoyos tras el paso del tiempo, las exreligiosas aseguran que van a presentar batalla para quedarse donde están. Lo dicho, puro delirio.
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