Con temor a caer en un clásico se impone hablar del calor. La propia intención de abordar en agosto un tema como la subida del mercurio indica que todo no va como debiera. Porque en el octavo mes del año debe -y así ha sido siempre- hacer calor. Del que se pega y, por momentos, abrasa. Reconozcamos, pues, que vivimos un verano atípico porque seguimos con la cazadora en el armario y ahora sufrimos dos días más propios de la peli Mad Max que de nuestra tierra. Pero calor, lo que se dice calor en agosto, hemos tenido por los siglos de los siglos. Atentos a quienes niegan el cambio climático antes de que nos cozamos, también, en enero.