SER independentista está más de moda que nunca. Pero, ojo, que no se trata de la mera proclamación política o el legítimo anhelo nacional. Hemos descubierto de pronto que necesitamos la independencia energética y la tecnológica; la de los componentes electrónicos y la de los cereales y la leche. En Estados Unidos –por ejemplo– la administración Biden prohibirá a las empresas tecnológicas que instalen fábricas en China para que no se queden con la producción. A cambio, activará subvenciones para los proyectos en tierra americana. Esa independencia no se hace en mítines. l