COMO buena cincuentona, cotilla, y presumiblemente al cabo de la calle, es mi obligación comentar el tema de la semana, el nuevo look del lehendakari, en plan el perfecto seductor. En la inauguración del curso político, el restyling de Urkullu no ha dejado indiferente al personal (sobre todo femenino) porque se ha dejado ver con varias mejoras significativas. A saber, la barba de varios días haciendo juego con el pelo cano y el ligero bronceado, ha levantado suspiros. Sigo; lucía camisa blanca tipo guayabera, por fuera, pantalón chino azul, suficientemente prieto para acentuar el aire desenfadado, y suficientemente flojo para que no se adivinen formas sinuosas como le pasó a Pedro Sánchez en la foto del incendio de Casas de Miravete. Completaba el look con náuticos bicolor azul y rojo (o, al menos, es lo que la presbicia me ha permitido distinguir). Ya, si hubiera llevado gafas de aviador en plan sensual, hubiera sido el acabose. Mira, a lo George Clooney, total son de la misma quinta, dijo en la primera txosna una amiga, aludiendo al clásico mito erótico de las talluditas. A lo que otra matizó; Se parece más a Grissom de CSI versión Ajuria Enea. Todas coincidían en que algunos sexagenarios son ahora sexygenarios. Y luego ya, al tercer kalimotxo, desinhibidas, iniciaron un debate subidito de tono que, por respeto (o más bien por mantener el puesto), no me atrevo a reproducir en estas líneas. l

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