ZASKUN Arrue Goikoetxa fue la primera andereño en Araba. La elección de su nombre por parte del alcalde Urtaran para bautizar al futuro Gasteiz Antzokia ha generado un incomprensible e inexplicable malestar en ciertos sectores de la capital alavesa donde hay quien considera que, hasta esto, debe ser consensuado en pos de no sé qué. Hoy reivindico su memoria como ejemplo de entrega y dedicación porque, precisamente esta misma esta semana, Luis Martín Montejo se ha convertido en protagonista por haber logrado, con 87 años, el título de bachillerato. Nada menos que el tecnológico.

Al margen de la absurda polémica que ha rodeado, como digo, la elección del nombre de Izaskun Arrue, lo cierto es que ambos, tanto ella como Luis Martín Montejo, representan a una generación que no es que lo tuviera difícil en algo tan importante como es la educación. No. Muchos y muchas lo tenían casi imposible. Así, por ejemplo, le pasó a Izaskun Arrue a la hora de dar clases, quien creó la primera ikastola en clandestinidad -¡en su misma casa!- en el territorio alavés en la década de los años 60.

La sola mención de la edad de Luis Martín Montejo lleva a la exclamación por la admiración hacia una persona que, con casi noventa tacos, ha decidido estudiar porque con 14 años se tuvo que poner a currar y dejar aparcado el "placer", como él mismo dice, de estudiar.

Seríamos injustos e injustas tanto con la memoria de Izaskun Arrue Goikoetxea como con Luis Martín Montejo si perdiéramos la perspectiva de cuáles han sido sus esfuerzos -representativos de todos nuestros aitites y amamas- que han llevado a todas las generaciones posteriores a lograr tener estudios garantizados. Decía el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, que ve "entendimiento total" entre los partidos para que la futura Ley de Educación se convierta en una realidad que mejore lo que ya tenemos.

Conseguir ese acuerdo en la ley educativa es una responsabilidad de todos y todas para no retroceder en una parte de nuestro bienestar social que tanto costó a las generaciones que nos han precedido. Eso no podemos echarlo a perder. l