N los tiempos del Domund, una hucha macabra con forma de cabeza de africano recogía las contribuciones caritativas. Lo sustituyó un rastrillo solidario para el que ama vaciaba los armarios de ropa y juguetes en desuso. Era un win-win para rascar unas monedas y hacer sitio en casa. Pero, al menos, se tenía cuidado de enviar material en buen uso, aunque solo fuera por no suspender el juicio del patio. El Gobierno español ha olvidado este principio al ofrecer a Ucrania unos tanques que no funcionan. Total, pensarán, si son para que los destruyan los rusos... El patio le ha condenado por cutre.