En la investigación que nos ocupa utilizaron como referencia el árbol filogenético (la "genealogía") de las lenguas indoeuropeas y estudiaron la presencia en cincuenta de esas lenguas de los 275 "cuentos de magia" del catálogo internacional Aarne Thompson Uther, en el que se recogen más de 2000 cuentos procedentes de más de 200 sociedades. Hänsell y Gretel y La bella y la bestia, por ejemplo, son dos de esos cuentos. De los 275 descartaron 199, porque era muy probable que hubiesen sido transmitidos horizontalmente, de una sociedad a otra próxima; tenían así suficiente garantía de que los 76 restantes se habían transmitido de forma vertical, de una generación a la siguiente, dentro de una misma sociedad. Hänsell y Gretel, por ejemplo, no pasó la criba. Sí lo hizo La bella y la bestia.

Calcularon después la probabilidad de que cada uno de los cuentos estuviera presente en la época en que se produjeron las ramificaciones que dieron lugar a grandes subfamilias lingüísticas. Esa probabilidad depende de la presencia en las lenguas contemporáneas de las narraciones en cuestión, teniendo en cuenta también la posición de esas lenguas en el árbol filogenético. De los 76 cuentos, a catorce -La bella y la bestia, entre ellos- se les estimó una probabilidad igual o superior al 50% de haber existido en la lengua de la que proceden las célticas, romances, germánicas y eslavas, y pudo haber nacido hace unos 6.800 años. De esos catorce, a cuatro cuentos se les calculó una probabilidad igual o superior al 50% de haber sido creados en el origen de las lenguas indoeuropeas -en la base del árbol-, hace algo más de 7.000 años.

El cuento con la probabilidad más alta (87%) de haber existido en esa época tan remota es El herrero y el diablo, una historia cuyo eco resuena en Fausto. Que un cuento de hace 7.000 años incluya la figura del herrero no debe extrañar. Las primeras evidencias de fundición tienen una antigüedad de unos 8000 años y proceden de Catalhöyük, Anatolia. Hay más restos de actividades de fundición de cobre durante el VI milenio a.e.c. en la misma Anatolia y en el actual Kurdistán, zonas ricas en ese mineral.

Que ciertos cuentos tengan un origen tan antiguo indica, por un lado, que dan cuenta de situaciones o circunstancias vitales que cumplen una función educativa importante en los grupos humanos que los transmiten. Por otra parte, que lo hacen de forma que explotan características de nuestra cognición que facilitan su transmisión fiel. Son historias ejemplarizantes; también son narraciones ejemplares. l