Se sabía que en las regiones de mayor desigualdad económica se adquieren y buscan en internet más objetos de lujo que en regiones de menor desigualdad. Pero a esa conclusión se había llegado utilizando datos agregados, datos que no permitían saber quiénes en concreto eran los individuos que gastaban más en bienes de lujo.

Para poder precisar el origen del gasto suntuario un equipo de investigación ha analizado las transacciones, mediante tarjeta electrónica, de 683.677 personas que trabajan en 32.008 entidades del Reino Unido durante diez meses. Las compras (a 4.118 marcas) se adscribieron a una de las siguientes cuatro categorías: necesarias (24%), discrecionales (54%), de lujo (10%) y desconocidas (12%). Por razones metodológicas, excluyeron del resto de cómputos las compras de categoría desconocida. Y con las sumas destinadas a las otras tres, estimaron los porcentajes de gasto a cada una de ellas: en servicios y productos necesarios fue de un 46%; en discrecionales, un 42%; y en bienes de lujo, un 12%.

En general, el gasto en objetos y servicios de lujo era mayor cuanto mayor era el salario. También era mayor cuanto mayores eran las diferencias salariales (estimadas mediante el índice de Gini) en la entidad en que trabajaban. Ahora bien, el efecto de la desigualdad afectaba en mayor medida a quienes disfrutaban de menos ingresos. Para quienes más ganaban, la desigualdad de ingresos dentro de la empresa prácticamente no incidía en el porcentaje que dedicaban a adquirir productos lujosos. Además, el rango que ocupaban los empleados en la escala salarial de su empresa también influía en el porcentaje de gasto que destinaban a adquirir productos de lujo. Para un mismo salario en términos absolutos, gastaban más en objetos y servicios suntuarios los que, en su empresa, ocupaban una posición inferior.

Los autores del trabajo concluyen que el gasto en bienes y servicios de lujo es una señal mediante la que los individuos pretenden mostrar un estatus más elevado. En los más pudientes, el mayor gasto refleja un estatus elevado real, pero en los que menos ganan las cosas son más complejas. Que, a igualdad de salario, los individuos con un estatus inferior en su empresa gasten una mayor proporción de sus ingresos en objetos de lujo confirma, según los autores de la investigación, la denominada hipótesis de la ansiedad por el estatus. Tal condición -propia de un rango salarial bajo-, combinada con la disponibilidad de medios para adquirir objetos más caros -mayor salario- conduciría a un mayor gasto relativo en bienes y servicios suntuarios.

El gasto en objetos de lujo se destina a lo que se denomina consumo conspicuo, el que se hace para dar a entender que se disfruta de un estatus elevado. Ese estatus puede ser real, pero también puede no serlo. Recuérdelo la próxima vez que vea un collar de oro o un coche deportivo de alta gama.