A ONU podría y debería tener un papel fundamental en la crisis por la guerra en Ucrania. Pero está jugando un papelón, como siempre. No es posible aparentar neutralidad, por mucho que la organización esté atada de pies y manos. El secretario general, António Gutérres, a menudo muy contundente, está siguiendo a rajatabla ese papelón. Verle en la larga mesa frente a Putin fue un poema. Luego -o sea, después, lo que ya es relevante- se fue a Kiev y los rusos no tuvieron reparos en bombardear la capital mientras estaba allí. Cero a la izquierda.