Además de machista e impresentable, lo de Will Smith nos ha quitado la ocasión de reflexionar sobre la transgresión como moda. Ese humor que hace risas con la vida de los famosos es desternillante, que para eso se hacen de oro con su imagen. Pero hay una línea en que la transgresión se vuelve agresión, bullying o escarnio que se reproduce fuera del ámbito aséptico de los guiñoles de la fama. Que no digo que no se puedan hacer chistes de calvos, pero el humor machista, de gangosos, de mariquitas, no mola por demodé. Pero aún hay quien vive de hacer caja con su transgresión guay.
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