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Competición escolar

O alcanzo a entender la beligerancia contra la suspensión de las competiciones del deporte escolar. Cuestionar que la movilidad intermunicipal de los escolares y sus progenitores facilite la transmisión del coronavirus es cuestión de convicción o conveniencia. Lo que no le veo un pase es al impacto en la socialización de los niños. Una benjamina o un alevín que entrena con sus compañeros entre semana no se vuelve un oso cavernario por no jugar el sábado contra otro colegio. Ni el ejercicio, ni la relación ni los valores que ponderamos en el deporte residen en la competición, que es lo único suspendido.