NTIENDO algunas pegas que los sindicatos policiales ven a la reforma de la Ley Mordaza. Como lo de las manifestaciones sin preaviso. Pero encuentro desorbitado el tono de ultraje porque su presunción de veracidad no esté blindada frente a la de la ciudadanía. Un o una agente es un profesional con su percepción equilibrada pero también subjetiva, no un alma etérea investida de infalibilidad. La ley debe otorgarles potestad pero la autoridad se la llevan ganando miles de agentes con su actuación justa y ponderada. A los que la pierdan por lo contrario no cabe acorazarlos.