Y desde hoy hasta el 1 de octubre, el Baluarte de Iruñea-Pamplona acogerá Biospain, exposición de las biotecnologías más avanzadas en biomedicina y en investigación biológica en general.

Son tres oportunidades cercanas para ver de cerca las investigaciones de los científicos, con frecuencia semiocultas en el recodo social. Además, para asistir a estos eventos científicos suele ser suficiente una invitación o inscribirse como asistente, pero a otros el acceso es libre y a todas ellos, gratuito. Podemos considerar tres manifestaciones referentes de la divulgación científica, permitiéndonos a los ciudadanos escuchar a científicos y tecnólogos presentar sus descubrimientos como herramientas accesibles a todos y dirigidas a mejorar la vida de las personas, es decir, "ciencia al alcance de todos".

Mientras en tierras vascas vemos de cerca la ciencia útil, en Florida amerizaba la cápsula del SpaceX con sus cuatro turistas espaciales a bordo, tras tres días en el espacio orbitando a 590 kilómetros de altura, a 28.000 km/h. dando cada día 15 vueltas a la Tierra.

Un éxito, al decir del promotor, porque ha sido solo con civiles sin entrenamiento ni preparación específicos. Desde 2001 habían volado otros, pero eran semituristas, porque tenían alguna relación profesional con el mundo aeroespacial; ahora no, los pasajeros eran turistas y solo eso, mirones del espacio desde la escotilla, los primeros turistas espaciales. Es un paso más en la idea de convertir el espacio en un lugar turístico, compitiendo con el Caribe, Bora Bora o Punta del Este, solo por citar lugares donde los pudientes suelen solazarse. Pero buscan ampliar horizontes... o diferenciarse del atestado y bullanguero turisteo popular. Pioneros, atrevidos, villanos, chalados... y, ante todo, adinerados para poder pagar de 20 a 40 millones de dólares por tres días de ingravidez mirando por una escotilla. Hemos pasado de la exploración del espacio, "hasta la altura de los tobillos" decía Carl Sagan, al de la explotación espacial. Y esta parece que solo ha hecho empezar, porque abundan las ofertas para nuevos paseos espaciales y también los apuntados en espera, aunque los viajes hablen desde millones por un pasaje hasta los modestos 250.000 dólares dentro de unos años para viajes tipo "imserso espacial".

No sé si ver el azul de la Tierra desde tan lejos merece esos millones, pero cuando pienso en los 650 millones de personas que pasan hambre y en que uno de cada tres humanos no tiene agua potable, ¿no es obsceno este carísimo turisteo? O si se quiere invertir en tecnología, ¿por qué no se acuerdan de los científicos que investigan buscando soluciones para mitigar y adaptarse al cambio climático, o a superar el cáncer, el Alzheimer, la osteoporosis, el dolor crónico, o a conseguir más energía limpia? Aún hoy, en muchos países de África ni el 1% de la población ha recibido la dosis completa de vacuna contra el covid. Y si los científicos nos indican que los problemas a resolver están en la Tierra, ¿el turisteo celeste no podría esperar?

nlauzirika@deia.com@nekanelauzirika