UBO tiempos en que la ingesta excesiva de alcohol y sus efectos servían de excusa en ciertas conductas y aún hoy es eximente en algunos delitos: “Señoría, es que iba muy borracho”. Hay quien justifica o rebaja la responsabilidad de los altercados y actos vandálicos de estos días en que son gente joven y habían bebido mucho. Nada nuevo. También hubo quien lo arguyó, por ejemplo, en la violación de La Manada y es habitual en los casos de violencia machista. Pero ya, felizmente, no cuela. No sirve poner al alcohol de excusa después de haber coreado a gritos eso de “hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”.