E pone seria la Comisión Europea con la descarbonización y quiere proscribir la venta de vehículos de combustión desde 2035. Le aplaudo aunque creo que sabe que tendrá que rebajar expectativas; pero eso no evitará que tengamos que encarar otra transformación a empujones. No me despido de mi coche de gasolina sin plomo porque, a 14 años vista, necesito ahorrar para otras cosas. Me pregunto si el próximo lo cargaré con electricidad limpia o solo será un placebo. Lo que intuyo es que esos 72.000 millones para el sobrecoste energético no serán suficientes para aliviar el bolsillo.