A primera vuelta de las elecciones departamentales en Francia no ha variado grandes cosas. Ni Macron ha ampliado su base ni las alternativas para descabalgarle han crecido para ello. Poca participación suele favorecer a los extremos ante la mayoría silente pero, en el caso de la extrema derecha gala, también ha pinchado. Solo el feudo tradicional de Marsella y Niza puede darle aire. Para evitarlo, toda la izquierda da vía libre al candidato de Macron porque allí tienen muy claro que hay que descastar el huevo de la serpiente. Me pregunto si aquí... no, que me tendría que responder.