L estéril debate sobre las actuaciones de la Ertzaintza está discurriendo por senderos equivocados y con conceptos interesadamente falsos. No se trata de que haya comportamientos incívicos de quienes no cumplen las normas frente al covid. Los hay, claro, y está bien que sean "reprochables". Pero en la mayoría de estos casos sus autores, mal que bien, atienden a las órdenes de las policías y se identifican, asumiendo las consecuencias. El problema es cuando se desafía y se agrede e insulta a los agentes. Eso tiene otro nombre y merece otra respuesta "proporcional".