O queda otra que poner la directa para abordar el problema de la cúpula judicial aún tras haber prometido no realizar tal andadura, pero es que lo del señor Lesmes resulta patético cuando se pone a dar gritos porque el gobierno ha decidido que el rey no acuda a Catalunya a la apertura del año judicial en dicha comunidad cuando se trata de un protocolo formal, sin imperativo legal, que ni quita ni pone, pero desnuda a nuestra máxima autoridad judicial en su deseo ardiente de propinar un sopapo al gobierno con luz y taquígrafos.

La hipocresía es su paradigma, señor Lesmes, que hizo acto de presencia en su declaración institucional durante la apertura del año judicial en la capital del Estado al subrayar su preocupación por la falta de acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) traspasando con ello su responsabilidad a terceros, sin citarlos, sabedor de que son sus amigos del PP los que ponen el palo en las ruedas de la justicia y buscan el amparo en gente como usted ahora que tanta falta les hace, manteniéndolos en lo más alto. Se justifican primero en el ridículo argumento de que Podemos forme parte del gobierno, confundiendo churras con merinas, y a la postre, en una pretendida modificación de la ley que regula el CGPJ ya planteada por Vox, dejan las cosas como están durante todo el tiempo de tramitación del que ya se encargarán que dure una eternidad.

Su declaración, como máxima autoridad judicial, fue un brindis al sol, una forma astuta de quitarse el foco de encima, porque su deber, si tanto le preocupa la demora en la renovación del Consejo, sería poner su cargo a disposición del gobierno y requerir a los que le auparon a la presidencia a convenir su renovación. Pero, muy lejos de ello, aprovecha el impasse para seguir poniendo a sus correligionarios en las más altas instancias, cuando lleva dos años caducado, gracias a un vacío legal.

¿A qué viene ser tan estricto con el gobierno por un problema baladí y ser tan laxo con el principal partido de la oposición que está impidiendo el normal funcionamiento de las altas instituciones del Estado, y no es la primera vez pues ya lo hizo anteriormente el gobierno de Aznar?

Mucho se habla estos días de los intentos de algunas altas instancias empeñadas en derrocar al gobierno de coalición mediante la creación de un caldo de cultivo propicio, a base de infundios y medias verdades. Desde las malas artes del coronel De los Cobos elaborando informes llenos de falsedades para criminalizar al gobierno por el 8-M a las proclamas en los medios de prensa de "insignes juristas", como Consuelo Madrigal (ex fiscal general) y Fidel Cadena (magistrado del TS), que denuncian un golpe de estado anticonstitucional por la aprobación del estado de alarma, el mayor acierto de la pandemia, dicho sea de paso; y ahora presionando al fiscal del TS, señor Navajas, para que admitiera a trámite las querellas presentadas contra el gobierno por su actuación.

Ya lo ha dicho Enric Juliana en un articulo reciente: "Las presiones sobre el fiscal Navajas nos dan las claves de los acontecimientos que tuvieron lugar en los meses de mayo y junio".

Ya me lo dijo hace un tiempo un magistrado poco amigo de veleidades izquierdistas: el PP es el partido mas antisistema de todo el arco parlamentario porque es el primero en incumplir la Constitución y para él solo cuentan dos artículos, los que hablan de la unidad de España. Le ha venido a dar la razón el propio presidente del gobierno español cuando en sede parlamentaria profirió las mismas palabras ante la impostura de las huestes peperas.

Mire, señor Lesmes, no quiero ser presa del síndrome de la conspiratitis, tan en boga en tiempos de pandemia, pero me lo pone usted muy difícil porque su actuación emite la misma música que la de sus compañeros corporativos, que la oyen y difunden esos aprendices de brujo de la actual ejecutiva del PP.

Es hora de jugar limpio, señor Lesmes, es hora de cambiar de rumbo, de ese navegar por aguas ultras, guiado por unas cartas de navegación basadas en una ortodoxia temprana, en sus paseos por la política siempre bajo el manto del PP y en sus conferencias en la FAES, esa fábrica de vomitar ideas fascistas que hacen las delicias de Vox.

Es hora de que se vaya, señor Lesmes, como hizo el rey emérito, aunque sea por la puerta de atrás. Destinos jugosos no le han de faltar. Y deje que la maltrecha democracia de este país restañe las heridas provocadas por gente como usted, a las que sólo les importa el poder, socavando el normal funcionamiento de la democracia, al pervertir con sus nombramientos los resultados de las últimas elecciones, en un claro fraude de ley. Los ciudadanos que hemos respaldado con nuestro voto al actual gobierno no nos merecemos un presidente de la judicatura con semejante currículum.* Analista