Unos, convergentes pactistas y gestores de la política posibilista; y otros, radicales en su vision política nacionalista.

Esto me suena mucho a lo que ya vivimos en Euskadi a partir de los años 83-87 del siglo pasado.

Es un déjà vu que acabará como acabó entonces aquí. El radicalismo, a la oposición como socialdemócratas independentistas; y el nacionalismo pactista, a gobernar, a dar trigo, a una sociedad tan necesitada.

Y eso que Garaikoetxea era una estrella comparado con el desnortado de Puigdemont. Pero, al final, la sociedad apuesta por los que le van a gobernar en serio. Artur Mas se ha quedado en el PdeCAT porque va a participar en el Govern con el PNC, más ERC y PSC.

Los de Junts, a la oposición, sin posición alternativa de gobierno, a purgar lo mismo que le pasó a EA. Es que es incomprensible que la gente sea tan torpe. Es normal que Urkullu y Puigdemont no se lleven bien en esta fase política. Las alineaciones se producirán cuando los originales de la convergencia sean grupos de gobierno.

Es que la experiencia vivida en Euskadi es posible de aplicar a Catalunya, con algún matiz, pero en lo básico nada cambiará el devenir político. Déjà vu.

El PNV recibirá andanadas del equipo de Puigdemont y Torra, pero ha demostrado el acierto de su estrategia a lo largo de los años. Hoy, Urkullu es una bendición; y Torra, una desgracia.

Pronto vendrán unas elecciones y de ellas saldrá que esta vez no tiene por qué pasar a la oposición la convergencia que quiere trabajar por el futuro.

Sánchez les necesita sí o sí en el nuevo tablero político que surge en el Congreso con los representantes del PdeCAT, que acabará pactando con el PNC de su exsecretaria general porque son lo mismo.

En todo caso habrá que ver qué pasa con la Antigua Unió.

De cualquier modo, no creo que ERC más Junts salgan con mayoría como ahora porque perderán losvotos del PdeCAT y PNC y se acabó la aventura Puigdemont. A Garaikoetxea le pasó lo mismo. Déjà vu.

* Diputado general de Bizkaia 1987-1995