AMENTABLE y grotesco es que la vida política de un país pase por los enredos millonarios de una aventurera alemana con el que fue jefe del Estado, refugiados ambos a día de hoy en un país extranjero. Una aventurera que apunta a la familia real como empresa familiar de enriquecimiento a la sombra del Estado y sugiere que hay cuentas ocultas en muchos lugares. Se nota que habla desde un fortín extranjero, a salvo de querellas y extradiciones. Un español no puede permitirse esos lujos. Te dan matarile judicial y vas a la cárcel en directa. Es de traca.

Leí ayer con asombro un titular que reproducía una declaración de esta caballera de industria que decía: "Cuando nos conocimos tenía problemas con su arma y le ayudé". No puede ser, me dije, esto ha ido demasiado lejos. Leí la noticia y la cortesana se refería a otra cosa, a enredos de cacerías, entre aquellos a los que se les llamaba "las primeras escopetas de España", y de Europa. No sé, el país real, ese que sufre lo indecible en las colas del hambre y en el miedo a perder su casa, ese en el que ancianos encerrados en residencias aporreaban las puertas suplicando salir, el de los miles de empleos perdidos sin rescate posible, ese está en otro lugar, aunque sea el mismo.

Resulta muy significativo que para hablar de la monarquía y sus excesos se recurra a Valle-Inclán, más apócrifo que otra cosa, pero lo cierto es que nadie, y me incluyo, ha escrito nada contundente contra la monarquía, nada que se parezca a Viva mi dueño ni La corte de los milagros, por mucho que esta lo haya sido y con creces. Me refiero a nadie con acceso a grandes editoriales o a periódicos de grandes tiradas, supongo que por el riesgo de quedarse en la calle. Enfrentarse al sistema no ha sido nuestro fuerte.

Si eso resulta llamativo, más grave me parece que el Gobierno, gracias a la oposición, se niegue y blinde a dar explicación del traslado del emérito, que así lo llamaron en un primer momento, a un paraíso dictatorial y criminal sin recato, propio de Las Mil y Una Noches, entre cuyos relatos resalta el de Ali-Babá. No voy a discutir ni a porfiar en torno a los méritos del Borbón como gobernante o a sus cacerías de todo tipo. No merece la pena. Cada cual estamos muy convencidos de lo que decimos. Los monárquicos y los del régimen del 78 digamos, que no por fuerza coinciden con los anteriores, de lo suyo (y de lo que les conviene), y los que veríamos con buenos ojos y alivio cierto un régimen republicano, de lo nuestro. No hay cuidado, el sistema, que de eso se trata, no se va a venir abajo por muy tocada que pueda estar la monarquía, las cosas como son.

Y además de lo anterior, desvergonzados resultan los intentos de rescate o lavado de imagen de la monarquía y sobre todo del régimen del 78, con firmas de figurones más repulsivos unos que otros, tipo Martín Villa, el que ordenó quemar los archivos de la Falange, el de Vitoria y el Cara al sol sin recato. No se trata de poner en tela de juicio la presunción de inocencia del emérito y no, no son juicios de linchamiento, como el que los patricios aprobaron y apoyaron sin reservas con la pelea de bar de Alsasua. No, se trata de hablar de lo que tenemos delante de las narices y cuando menos adolece de falta de decoro. Se trata de hablar de lo que se supo desde hace mucho y de lo que no se habló más que en los mentideros, a modo de chascarrillo o de sarcasmos de impotente.

Lo que ha sucedido viene de lejos, ha sido a la vista de todo el mundo, sin que nadie rechistara. Por ejemplo, en esta historia está pringado Patrimonio Nacional en la medida en que el palacete que ocupaba la cortesana en El Pardo, depende de ese organismo. Y eso es solo la punta del iceberg. Esto solo pasaba en la época de la monarquía absoluta, la del rey Sol... o de Isabel II y sus espadones y curretacos. Está visto que nuestra democracia tiene deficiencias serias que no creo que se solucionen con su silenciamiento sistemático, como hasta ahora, ni con secretos oficiales que cubren lo inaceptable.

Más grave me parece que el Gobierno, gracias a la oposición, se niegue y blinde a dar explicación del traslado del emérito a un paraíso dictatorial y criminal sin recato

No hay cuidado, el sistema, que de eso se trata, no se va a venir abajo por muy tocada que pueda estar la monarquía, las cosas como son