ON todas la cautelas y teniendo bien presente las advertencias de los expertos, que no descartan que se registre un rebrote de la pandemia, a estas alturas de "la guerra sin bombas" del mariscal de campo Pedro Sánchez hay que agarrarse con fuerza a la máxima de que lo peor ya ha pasado. Hay que ir por tanto pensando en salir de las trincheras y emplearse a fondo en recomponer lo que pueda arreglarse y reconstruir aquello que se ha derrumbado sin remedio. El Fondo Monetario Internacional, considerado tradicionalmente prudente en sus previsiones, dibuja un panorama desolador, con una caída del PIB mundial del 3% y de un 7,5% en la eurozona. España sería uno de los países más castigados, con un desplome de su economía del 8% y un repunte del paro hasta los 4,8 millones de personas sin empleo, lo que supone un incremento de casi 1,6 millones respecto a la cifra previa a la declaración del estado de alerta. Se trata de un frenazo del crecimiento sin precedentes, que no puede compararse con otras situaciones, aunque se busquen referencias como la Guerra Civil, porque el desarrollo económico actual no tiene parangón con el de la primera mitad del siglo XX. El FMI ha bautizado el batacazo y se refiere a él como Great Lockdown, el Gran Bloqueo o Cierre de la economía. Se suma a la Gran Depresión de los años 30 y a la Gran Recesión de 2008. Ahora que ya sabemos el nombre toca trabajar para que pase a la historia lo antes posible.