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Conductores de Bizkaibus

Antes de ayer, tuvimos un día, como vulgarmente se dice, de perros, que por cierto, no sé qué tienen que ver los pobres perros con el turbulento día de que hizo el jueves. Pues bien; tras bajar en el funicular de Larreineta a las 15.40 aproximadamente, cuando con lluvia, fuerte viento y frío me he acercado al autobús dirección Santurtzi, con la esperanza de que me dejara entrar a cobijarme y esperar su salida a menos cinco, su conductor me ha sorprendido prohibiéndome subir y con la desagradable salida de que no le dejamos ni respirar, obligándome a regresar a la entrada del funicular, bajo la lluvia y viendo que no llevaba paraguas. He querido ponerle un calificativo a este sujeto y todavía no se me ha ocurrido ninguno. Solo le deseo que a su mujer e hijos no les haga nadie lo mismo. También debo aclarar que no todos los conductores son iguales. Los hay que, sin pedirlo, te abren las puertas para que te acomodes, ya que hay alrededor de quince minutos de espera. Feliz Navidad a los buenos y amables conductores, que los hay.