NO se trata de una guerra convencional, aunque pueda finalmente mostrarse así. Estamos en una guerra donde la supremacía tecnológica, que lideran EE.UU. y China, desembocará en un conflicto armado fuera de sus fronteras, que muy probablemente nos arrastrará. Una apuesta tecnológica por el control de las telecomunicaciones, la información, el control de masas y especialmente por la supremacía en Inteligencia Artificial, que desde una visión militar permitirá doblegar estados, naciones y sociedades.

¿Y dónde está Europa? EE.UU. ha intentado frenar a China por segunda vez con el bloqueo a Huawei. Sí, no es el primer intento de paralizar el avance chino ocultando sus intenciones bajo la excusa del espionaje económico e industrial. Este intento de presionar y frenar el desarrollo tecnológico de China comenzó en el año 2010 con las investigaciones a ZTE, las sanciones de 2017 y el embargo definitivo de 2018. Primer asalto.

Pero EE.UU. llega tarde. Con el bloqueo a Huawei, y la respuesta de esta mostrándose segura de su futuro sin tecnología propietaria estadounidense (o aliada) se ha visto que China ya roza la independencia tecnológica. Y ese es el primer paso para asegurar su avance y posibilitar su supremacía. Aunque Europa cuenta con Ericsson y Nokia en el desarrollo del 5G, China, a través de Huawei, ya representa una realidad coliderando el despliegue de la tecnología que revolucionará las telecomunicaciones. China aspira a tener más de 460 millones de usuarios de 5G en 2025 y supondrá más que Europa y EE.UU. juntos.

¿Y la Inteligencia Artificial (IA)? China dispone del mayor banco de datos necesarios para alimentar los algoritmos de IA. Pero no dispone de una industria de semiconductores y le costará más de un lustro estar a la altura de Intel y especialmente de ARM. ¿Una compañía británica, aunque sea parte de un conglomerado japonés, pieza clave del avance tecnológico a nivel mundial? ¿Puede ser este el motivo del apoyo explícito de Trump al Brexit y ofrecimiento de colaboración más estrecha entre EE.UU. y Reino Unido? ¿Pero no era EE.UU. nuestro aliado?

Quizás en un escenario de confrontación con la Unión Soviética, Europa podría ser un importante aliado. Pero en este nuevo orden, no parece que tenga tanto interés si no es desde una posición de sumisión. Solo así pueden entenderse las declaraciones de Donald Trump, ofreciendo “un acuerdo potente” con Reino Unido y “sentarse cara a cara, como hacen los buenos amigos, para conseguir un acuerdo que beneficie a ambas partes” sin la injerencia de la UE o la amenaza continua sobre la OTAN..

La partida ya ha comenzado. EE.UU apuesta con tener a Reino Unido especialmente cerca. Por el bloqueo tecnológico mediante la guerra comercial con China. Se sale del tratado antinuclear firmado en la Guerra Fría, o desestabiliza toda la zona del norte de África creando una gran presión sobre Europa.

China avanza imparable a la supremacía tecnológica y extiende su red por África. Está centrada en llegar primera a una posición que le permita jugar con cartas ganadoras. Rusia se decanta por ir junto a China, apoyándose tecnológicamente pero invirtiendo en disponer de tecnología propia. Pero además intenta desestabilizar la UE a través de una guerra digital a modo de aprendizaje de cómo manipular a sociedades hiperconectadas, pero también en forma de conflicto armado en Ucrania.

Y mientras todos toman posiciones en este tablero, Europa parece no tener una estrategia de supervivencia. ¿Estamos preparados para defendernos de injerencias digitales? ¿De asegurar a los y las europeas que no serán espiados? ¿Manipulados? ¿Que no tendrán peligro de que la tecnología sobre la que se basa su bienestar pueda desaparecer si EE.UU. o China cierran el grifo? ¿Que nuestras infraestructuras básicas funcionan con independencia de intereses de terceros? ¿Que estamos preparados para salvaguardar el sueño Europeo?

No parece que una Europa dividida, con una ultraderecha creciendo y con el nivel de estadistas que dirigen nuestros países podamos estar muy confiados. Se acaba el tiempo de vacaciones y pongámonos a trabajar ya.