LA paz es más frágil que la guerra. Más difícil de mantener, porque no sirve desearla, hay que trabajarla todos los días. La paz es un gran logro pero no basta: la guerra -sobre todo si no se ha ganado- sigue ahí como tentación. Iván Márquez, número dos de la guerrilla colombiana FARC y que negoció el acuerdo de paz, anuncia su regreso a la lucha armada. “Nunca fuimos vencidos ni derrotados ideológicamente. Por eso la lucha continúa. La historia registrará en sus páginas que fuimos obligados a retomar las armas”, dice. Esa falsedad ya la habíamos oído, y traducida al euskera.