Con calzador
Los ciudadanos hemos tenido que tragar con numerosas situaciones impuestas, leyes mordaza, cláusulas suelo, gastos de hipotecas... Las hemos soportado porque eran legales y su no aceptación nos podría suponer un perjuicio. En estos días, con boca un poco prieta se nos anuncia que la princesa ha sido motivo, compartido, de una nueva efigie monetaria. Desconozco el coste de su acuñación, quién lo sufraga o si produce beneficios y para quién. Lo que es seguro es que de alguna forma colaboraremos y no precisamente altruistamente. Pero si revisamos la hemeroteca, en 2018 la misma persona fue distinguida con el Toisón de Oro y años atrás con el principado de Asturias. Y todo no por arte de birlibirloque, sino por designio de su progenitor, canonjías devenidas del cazador real y otorgadas, en primera instancia por el dictador, cuyos designios son aceptados con mayor o menor desvergüenza por una considerable parte de los gobiernos que ven, en la monarquía, la única forma de mantener el estatus, léase Constitución, llamada democrática, inamovible por los siglos de los siglos. En definitiva los destinos del pueblo impuestos con calzador, sin posibilidad de elegir libremente, aunque el poder se empeñe en convencernos de que es lo mejor para nuestro futuro.